Informar, capacitar y organizarse para la lucha popular en Brasil
Por Janelson Ferreira* e Wesley Lima**
De la Página del MST
Hablar de la comunicación en el MST es hablar sobre lucha, resistencia popular, organización, formación, información y democracia. Lo que puede parecer un “cliché” adquiere materialidad desde el acumulado y los desafíos históricos a los que el movimiento se ha enfrentado en estos 36 años de existencia. Entre ellos, la defensa de la democratización de la comunicación como condición para una verdadera transformación social.
Al cumplir 20 años de actividad en el movimiento, el Sector de Comunicación del MST, formado y organizado por trabajadoras y trabajadores sin tierra, es un instrumento político de procesos anteriores. Al principio, recordamos la construcción del Boletín Sem Terra en 1981, que luego, en 1984, se convirtió en el Diario Sem Terra, que cumple 39 años este año.
Luego nos vienen a la mente las primeras iniciativas de radios parlantes en los campamentos y la construcción de un espacio en la Radio Aparecida, entre 1987 y 1988, una emisora radial con sede en el municipio de Aparecida, en el estado de São Paulo, que pertenece a la Red Aparecida de Comunicación, que también mantiene Pop FM y TV. En aquel momento, la ocupación de este espacio fue un logro importante, anunciando la lucha por la reforma agraria y proyectando procesos de diálogo con la sociedad.
Al acompañar la construcción del MST, la comunicación sin tierra creó otros medios y modos de organización de su trabajo en diferentes áreas, como la revista Sem Terra, los primeros trabajos de asesoría de prensa, la ocupación de internet con la página web del MST (www.mst.org.br), perfiles y páginas en redes sociales, una producción audiovisual organizada, con la creación de la Brigada Audiovisual Eduardo Coutinho (BAEC) y más recientemente con la elaboración y organización de debates en torno a la tecnología y seguridad de la información.
La comprensión de este proceso histórico, que nos presenta logros significativos en la construcción del Sistema de Comunicación Sin Tierra, desde la Comunicación Popular y la Educomunicación, nos ayuda a comprender el proceso de organización de la lucha por la democratización de la comunicación.
Un poco de historia
La democratización de los medios es una tarea necesaria y urgente. En Brasil, cinco familias controlan la mitad de los 50 medios con mayor audiencia. Esta conclusión fue presentada en la encuesta Monitoreo de la Propiedad de los Medios (Media Ownership Monitor o MOM), financiada por el gobierno alemán y realizada conjuntamente con la ONG brasileña Intervozes (https://intervozes.org.br/) y Reporteros Sin Fronteras (RSF) (https://rsf.org/pt), con sede en Francia.
El control de estos conglomerados de comunicación en Brasil, al hegemonizar este mercado, está al servicio de la clase dominante, actuando de acuerdo con los intereses económicos y políticos de estos mismos conglomerados.
La actuación de diversos movimientos sociales, como el MST, que buscan construir medios alternativos no es un hecho reciente. Hace 20 o 30 años, los grupos que resistieron a la dictadura cívico-militar instalada en el país en 1964 lucharon por la democratización de los medios, educación en materia de medios y medios comunitarios. Fue en ese contexto político que el MST y las primeras luchas campesinas fueron construidos.
Los medios hegemónicos jugaron un papel central en el golpe militar de 1964. Con el apoyo directo de los Estados Unidos, la prensa burguesa ayudó a crear un ambiente de “amenaza comunista” durante el gobierno de João Goulart. Una vez que se instaló el golpe, esta prensa continuó teniendo relevancia y fue utilizada por los militares para forjar un ideal de nación conservadora. La Rede Globo surgió en este período con objetivos claros: mantener a los militares en el poder y a Brasil subordinado a los Estados Unidos.
Aún en este período, frente al golpe militar, se establecieron las primeras luchas por la democratización de la comunicación desde el periodismo sindical y se fortalecieron en la actuación de la política brasileña, con el objetivo de movilizar a la clase obrera que buscaba transformaciones y reconocimiento en la esfera pública. Lo hicieron planteando una conexión fundamental entre la pluralidad de voces que conforman la resistencia política frente a una dictadura como una base indispensable para pensar la democracia brasileña.
Más recientemente, durante el gobierno de Lula da Silva (2003-2010), que, en tesis, proponía un diálogo con los movimientos, se realizaron con éxito varias conferencias que buscaban debatir la democratización de los medios con las demandas de organizaciones y movimientos sociales.
Los posibles avances a partir de 2003 fueron interrumpidos tras el golpe de Estado de 2016 que destituyó la presidenta Dilma Rousseff. En ese momento, los sectores más reaccionarios de la élite brasileña contaron con el apoyo fundamental de los medios burgueses para construir y consolidar el golpe, al igual que en 1964. Como resultado de este proceso, el gobierno de Bolsonaro, además de atacar constantemente la libertad de prensa, hace uso de instrumentos públicos, conquistados a través de intensas luchas populares (como la EBC – Empresa Brasileña de Comunicación), para difundir su visión conservadora.
Bolsonaro, al representar un ataque a la democracia, es también un riesgo para la libertad de prensa, de expresión y para la posibilidad de una comunicación libre y popular.
Informar, formar y organizarse
En el “I Seminario Nacional de Comunicación: el MST en la batalla de las ideas”, celebrado en febrero de 2019, en la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF), el MST señaló como síntesis de su comunicación tres grandes objetivos: informar, formar y organizarse.
Tal síntesis rescata el legado de la Revolución Rusa. Nadezhda Krupskaya, revolucionaria bolchevique, afirmaba que la pedagogía socialista tenía exactamente estos tres objetivos. Lenin, también un revolucionario bolchevique, señalaba la agitación y propaganda como un arma de reeducación de las masas, que las pone en movimiento.
Bebiendo de estas fuentes, la Comunicación Sin Tierra, al asumirse como herramienta pedagógica y de agitación y propaganda, se configura como un instrumento de información, formación y organización.
Información, porque es necesario desvelar la realidad invertida y distorsionada que los medios burgueses ayudan a construir. Formación, porque la información debe generar un proceso de elevación del nivel de conciencia de las masas, haciéndoles comprender las contradicciones latentes y presentes en la sociedad. Organización, porque la formación política debe generar una organización de clase, que, puesta en acción, lucha para cambiar su realidad.
Esta comunicación, construida desde las luchas contra el latifundio, asume también la tarea de construir la Reforma Agraria Popular, porque entiende que el enemigo que se articula en el campo es el mismo que monopoliza los medios.
*Janelson Ferreira es un activista del MST en el Distrito Federal y miembro de la Coordinación Nacional del Sector de Comunicación del MST
**Wesley Lima es periodista de la tierra y miembro de la Coordinación Nacional del Sector de Comunicación del MST.
***Edición por Maura Silva
Traducción por Luiza Mançano