Feria Nacional
El MST abre su Feria Nacional después de 5 años repartiendo productos de la reforma agraria
Por Gabriela Moncau/ Traducción: Isabela Gaia
Del Brasil de Fato
“Aquí es donde se encuentran todas nuestras comunidades”, describe, entre los puestos de la Feria Nacional de la Reforma Agraria, la agricultora Suely Oliveira, del Acampamento Marielle Vive. “Uno encuentra sus compañeros de lucha, es una confraternización, esto me pone así”, comenta, refiriéndose a sus ojos llorosos: “Me siento realizada siendo parte de esta lucha. Porque entiendo que hoy es el camino que tenemos para seguir”.
Este jueves 11 comenzaron las actividades de la Feria, que dura hasta el domingo 14 en el Parque da Água Branca, en São Paulo. Con 1.200 vendedores de 23 estados de Brasil, este es el mayor evento de productos de la reforma agraria del país y pretende mostrar, en la práctica, la existencia viva de un modelo alternativo al agronegocio.
La cuarta edición de la Feria Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) marca un regreso, después de cinco años de espera. Luego de su primera edición en 2016, la Feria se realizó también en 2017 y 2018. Sin embargo, al año siguiente, fue vetada por João Doria (PSDB), entonces gobernador del estado de São Paulo.
Tras la interrupción impuesta por la pandemia de COVID-19, el evento vuelve este año, en un momento en que se intenta criminalizar las ocupaciones de tierras a través de una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre el MST y en un contexto en que el Movimiento presiona para que se avancen las políticas de reforma agraria.
“Esto es solo el comienzo”, aseguró un integrante del MST desde el escenario principal del evento, que al final de la tarde del jueves recibió a artistas, entre ellos algunos del propio Movimiento. De hecho, el calendario para los próximos días es extenso. Además de seminarios y actividades culturales en todo el parque, habrá conciertos de nombres reconocidos en la música brasileña, como Jorge Aragão.
500 toneladas de alimentos
Quienes acudieron temprano al primer día de evento pudieron ver, entre las tradicionales gallinas y pavos reales que circulan libremente por el parque, la llegada de un público de distintas edades, incluidas excursiones escolares, junto a los vendedores, que descargaban las últimas cajas de los camiones. La primera sección de los puestos de ventas, dedicada a los libros, está decorada con un panel en homenaje a la escritora María Carolina de Jesús. Frente al escenario, el patio de comidas reúne 30 cocinas con 95 platos típicos de diferentes regiones brasileñas.
Avanzando un poco más, decenas de puestos con verduras, maíz, miel, legumbres, yuca, coco babasú, banana, calabaza, verduras, especias, artesanías, entre muchos otros productos agroecológicos, le dan una estética colorida a la feria.
Circulaba por allí Frei Betto, escritor y activista de movimientos sociales y pastorales. “Siempre vengo a esta feria, es realmente muy rica, variada y con productos de alta calidad. Y hace reflexionar sobre la importancia de la reforma agraria. En otras palabras, todo lo que hay aquí proviene de la agricultura familiar. Orgánico, saludable. Espero que esta feria se pueda reproducir en todas las capitales de Brasil, sería muy importante”, dijo.
“El futuro pasa por aquí”
Si Frei Betto estuvo en todas las últimas ediciones, en el caso de Terezinha Matoso, una señora que caminaba con un sombrero del MST, esta fue la primera visita. “Me encanta la vibra de las personas, todas quieren explicar de dónde son, cómo lo hacen, así que lo encuentro muy interesante. Estaban justo pasándome una receta para hacer gachas de puba”, dice.
“Es importante que las personas sepan cómo viven y trabajan estas personas en el campo, para desmitificar una imagen que algunos intentan pintar. Quienes no conocen, no saben qué es. Así que está bueno venir y saber de qué se trata”, dijo.
Fabíola Pereira da Silva vino del Asentamiento Palmares 2, en la ciudad de Parauapebas, en el estado de Pará. Llegó, junto con su madre y su hermana, en un viaje que duró tres días, para vender sus productos en la Feria. Todavía era pequeña, tenía cuatro años, cuando hace 29 años su familia participó en la ocupación del territorio que hoy -luego de ser transformado en un asentamiento de reforma agraria- les da un lugar para vivir y cultivar. Además de los productos derivados de la yuca, como el tucupi y la tapioca, la familia de mujeres de Pará produce cacao, castaña, calabaza, frijol, queso y condimentos como el azafrán y el colorau.
“Buscamos demostrar aquí, en esta gran capital, que desde la reforma agraria somos capaces de producir mucho y sin pesticidas, haciendo bien a la salud. Miren la cantidad de comida que hay”, señala Fabiola a su alrededor. “Están aquí en exhibición, y está abierta la invitación para que todos vengan”.
Para un público de miles de personas, el cantante brasileño Zeca Baleiro deseó “que vengan más festivales como este, que integren cada vez más a la sociedad, para desmitificar esta locura que ronda el movimiento. El futuro de Brasil pasa por aquí”.
Edición: Flávia Chacon e Rodrigo Durão Coelho