Carta del MST en defensa de la educación y de la vida
De la página del MST
El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), a través de esta carta a la sociedad brasileña, hace pública su posición en defensa de la Educación y de la Vida. La lucha por la universalización del acceso a la educación pública es defendida por nuestra organización y concebida como una prioridad desde sus primeras ocupaciones de tierras en la década de 1980. A lo largo de nuestros 36 años, fortalecer el papel de la escuela e incentivar el estudio entre el pueblo Sin Tierra se ha convertido en algo cada vez más estratégico en la lucha y la construcción de la Reforma Agraria Popular, en la disputa y la construcción de un Proyecto Popular para Brasil.
Vivimos un momento crítico de la salud humana con la pandemia global de COVID-19 y en el Brasil las sumas llegan a cientos de miles de muertos y millones de infectados. El nuevo coronavirus evidenció las consecuencias de las políticas neoliberales, entreguistas y privatizadoras, que sólo buscan el beneficio y el desmantelamiento de los servicios públicos, acentuando cada vez más las desigualdades existentes en nuestra sociedad. Sumado a eso, actualmente tenemos un gobierno de extrema derecha y autocrático que disemina una política de odio y muerte contra los trabajadores. El gobierno federal ha adoptado una postura negacionista, contraria a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para atenuar el riesgo de contagio del virus, negligenciando el combate a la pandemia sin tomar medidas que atiendan efectivamente a la población en
situación de vulnerabilidad social, poniendo en peligro la vida de los brasileños y brasileñas.
En medio de esta catástrofe, el gobierno federal, en connivencia con las corporaciones empresariales que actúan en la educación y las transnacionales de tecnología de la información, identificó una gran oportunidad para acelerar la tendencia a la privatización de la educación pública. Mediante paquetes de educación a distancia, tratan de ampliar la
transferencia de recursos públicos a la iniciativa privada. En el contexto de la pandemia, estas corporaciones están llevando a cabo experimentos sobre cómo implementar la educación a distancia y, con ello, abrir un negocio multimillonario.
Como parte de ese objetivo, promueven sus plataformas como si se tratara de un gesto filantrópico y llevan a cabo un amplio proceso de entrenamiento de profesores y dirigentes en la pedagogía del capital, de un sistema educativo padronizado, de la remodelación cultural de los niños y jóvenes, basado en -y reforzando – la definición de competencias referidas en las ideologías de la meritocracia, de la libre competencia y del individualismo propio de la lógica del mercado.
La presión para volver a las aulas presenciales pone en peligro la vida de los niños, los adolescentes y los jóvenes, los trabajadores de la educación y familiares. Hay 123,5 millones de personas que viven en hogares con al menos una persona de hasta 17 años, es decir, en edad escolar, un total de 51 millones de niños y adolescentes (DIEESE, 2020).
Nosotros, desde el MST, estamos en contra del retorno de las clases y entendemos que es el momento de priorizar la vida y los cuidados en sus diversas dimensiones. En este sentido, hemos realizado varias acciones solidarias como la donación de mascarillas, productos de higiene y alimentación saludable (más de 3.100 toneladas en total) y marmitas solidarias (más de 50.000 hasta la fecha).
Entendemos la educación como un proceso de formación humana que requiere la interacción en la labor educativa entre educadores y educandos. Asumimos las raíces de nuestro concepto de educación con la Pedagogía del Movimiento, luchando por un proyecto educativo que considere la inserción de los niños y jóvenes estudiantes de las escuelas de los campamentos y asentamientos en la práctica social, cultural e histórica de la vida, de modo que resulte en la elevación del nivel cultural, de organización, de autonomía y de conocimiento para interpretar y actuar bajo las contradicciones de la sociedad como luchadores y constructores
del futuro.
Así, entendemos que la formación y el aprendizaje ultrapasan los límites de la escuela y se llevan a cabo también en el trabajo, en la convivencia familiar y comunitaria y en la práctica de la solidaridad y la cooperación en la que todos estamos involucrados, incluso en el necesario aislamiento social. Reconocemos el compromiso social de las educadoras e educadores con el papel social de la escuela como instrumento en la lucha por la humanización.
Por ello, nos unimos a todos los sectores que reivindican la reducción del número de alumnos por sala de aula, la apertura de concursos para nuevos profesores y un amplio programa de reforma de los espacios escolares, valorando los espacios educativos al aire libre. También nos sumamos a todos los que abogan por la construcción de un nuevo calendario escolar con la participación de la comunidad, para que el regreso presencial pueda realizarse en condiciones de seguridad de los niños, los jóvenes, los trabajadores de la educación y también las familias de los estudiantes y los trabajadores.
Estas son las bases que pueden garantizar de hecho la labor educativa en todas sus dimensiones, superando la farsa educacional impuesta por la transposición de las clases presenciales mediante una enseñanza a distancia que alimenta la desigualdad educativa y social. Defendemos que el acceso a internet debe ser público, gratuito, estructurado con plataformas tecnológicas desarrolladas por universidades públicas. De esta manera, las
interacciones dialógicas necesarias con los estudiantes podrán ser universalizadas, sin exclusiones ni discriminaciones.
¡Seguimos y nos comprometemos con toda la sociedad brasileña en la lucha intransigente contra la mercantilización de la educación y de la vida y, sobre todo, en la construcción colectiva de una sociedad justa, igualitaria y digna!
¡VOLVER A CLASES EN LA PANDEMIA ES UN CRIMEN!
*Editado por Luciana G. Console
**Traducción: María Julia Giménez