El gobierno brasileño es cómplice de los ataques a la Amazonía

El incremento de la deforestación y el avance de prácticas ilegales fueron fortalecidos y legitimados en el gobierno de Bolsonaro

Fotografía aérea de un incendio en Rondonia, región norte de Brasil, en agosto de 2020. Foto: Bruno Kelly/Amazonia Real

Por Zé Luís Costa
De la Página del MST

La Amazonía se deshace en cenizas. Lo demuestran las estadísticas, las palabras de los militantes y de los habitantes de la región, sobre todo los militantes vinculados al Movimiento por la Soberanía Popular en la Minería (MAM), al Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y líderes indígenas.

Se puede decir que la selva Amazónica es el “pulmón del mundo”. Se trata de una visión global, un modo de decir que la Amazonía hace con que todos del planeta puedan respirar mejor. Es decir, comprende todos los países del mundo. Sin embargo, el mandatario Jair Bolsonaro, con su estilo bufonesco e ignorante, no reconoce ese hecho y dice con todas las letras: “¡La selva Amazónica pertenece a Brasil!”

Las razones de su discurso dicen respeto al intento de combatir la injerencia de otros países, a través de sus jefes de Estado, cuando reivindican de modo honesto y acertado, la protección de ese bioma. Y también para descalificar el serio trabajo de las ONGs.

Durante la crisis del incendio más grande de la historia de Brasil, en 2019, en diversas ocasiones Bolsonaro disparó duras críticas como, por ejemplo, al mandatario francés Emmanuel Macron. Este año pasa lo mismo, pues la Amazonía vuelve a sufrir con los incendios, mientras el gobierno vuelve a ocultar los datos y los pueblos originarios de la región vuelven a sufrir con esta realidad y el mundo sigue con el riesgo de perder a su “pulmón”.

En los estudios realizados por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), hay pocas informaciones acerca de la realidad de la selva y de los incendios que se difunden por la región. Aunque el INPE cuente con instrumentos como satélites de alta calidad, por estar subordinado al Ministerio de Ciencia y Tecnología se resguarda de la tarea de brindar informaciones sólidas a la sociedad brasileña con respecto a las denuncias de deforestaciones e incendios en esa región del país.

Pese a la ausencia de informaciones acerca de la realidad de los incendios, al analizar los datos disponibilizados en las tablas y mapas del INPE se puede observar que entre los meses de julio y agosto, sobre todo en la región de la Amazonía, los focos de incendio son más grandes que el año anterior (2019).

El Bioma amazónico es el más afectado, con un número muy elevado de focos de incendio, alcanzando 33.049 en 18 de agosto. Esta es una realidad que tiene como causa las invasiones de tierras por grileiros cuyos ojos reflejan la codicia y la ganancia. Se incrementa la especulación de tierras en la Amazonía sobre todo debido a las madereras que talan la selva. A continuación, llega el agronegocio con el pastizal y los monocultivos predatorios, como la soja, arroz, maíz e incluso eucalipto.Se suma a eso la incidencia del sector inmobiliario.

La expansión de esos grandes proyectos presenta una realidad al revés, como afirma la activista Isabel SIlva, del Movimiento Tapajós Livre y del MAM. “Anteriormente el MST no se había instalado acá en la ciudad porque no había sin tierras. Hoy es lo que más hay: personas sin tierra en las periferias de la ciudad de Santarém, ubicada al oeste de Pará”, cuenta. El Movimiento Tapajós Livre lucha en defensa del Río Tapajós, culturas ancestrales de la población que vive en su entorno y contra la instalación de grandes centrales hidroeléctricas.

Silva cuenta también que actualmente se encuentran en el periodo de tala y preparación para la plantación de muchos cultivos, que viene después de las lluvias. Pero este proceso está antecedido por la quema, que comienza en septiembre. La tala es realizada por pequeños agricultores que aún utilizan este tipo de técnica, y también por los terratenientes, muchos de ellos invasores.

Para Fabiano Bringel, uno de los coordinadores del MAM en la región, geógrafo y docente de la Universidad Estadual de Pará (Uepa), con el gobierno de Bolsonaro, desde 2019 se intensificó el proceso de deterioro de la selva Amazónica. La acción se da principalmente a mando de terratenientes que se encuentran en región, respaldados por la propuesta del gobierno federal de desarrollo predatorio de aquella región.

Él añade que el año pasado fue el periodo más duro debido a los incendios, sobre todo cuando, a sabiendas, varios terratenientes realizaron lo que se quedó conocido como “el día del fuego”. En esa fecha, los criminales realizaron quemas simultáneas en diversas regiones de los estados de Pará y Amazonas, en una acción coordinada que duró dos días, 9 y 10 de agosto de 2019.

El reportaje contactó la Fiscalía del estado de Pará, desde donde el fiscal Igor Espíndola acompaña el caso del “día del fuego”, debido a denuncias de que policías civiles y militares en la región facilitaron la acción y protegieron a los acusados. La Fiscalía no contestó hasta el cierre de esta nota. Lo que circula como información entre los militantes y a través de los medios locales es que hubo un ablandamiento de las investigaciones, sin sanciones para los verdaderos responsables por el atentado.

Esta realidad de la Amazonía es tan grave que, aun segundo Bringel, el objetivo de los grandes proyectos es presionar a las instituciones del país para que dos estados de Brasil, Maranhão y Mato Grosso sean retirados del espacio geográfico conocido como Amazonía Legal, lo que iba a posibilitar aún más la llegada de otros sectores del agronegocio, principalmente el cultivo de caña de azúcar.

“Entonces lo que se puede observar en la deforestación, invasiones de tierras indígenas, de pueblos originarios, es que hay una intencionalidad de instalar proyectos mucho más grandes. Ahora vemos, desde el año pasado, la inserción de la caña de azúcar que hasta entonces estaba prohibida por un código que buscaba proteger la Amazonía Legal”, denuncia.

Ayala Ferreira, del Sector de Derechos Humanos e integrante de la Dirección Nacional del MST representando el estado de Pará, asevera lo que ha sido presentado anteriormente en esta nota, en los comentarios del militante indígena y de los militantes del MAM. Ella refuerza que, tras la asunción del actual presidente se intensificó la deforestación y los ataques a la Amazonía y a la biodiversidad. Ferreira considera aún que el “día del fuego” fue una vergüenza internacional para Brasil.

“Quienes promovieron aquella acción en la región amazónica fueron los mismos que apoyaron el discurso y las acciones del gobierno, que ya llegó dejando claro que ahora es la vez de los terratenientes. Bolsonaro, cuando candidato, afirmó en todos los rincones del país que es contrario a la Reforma Agraria, contrario a los pueblos indígenas, a los pueblos ancestrales. Y cuando llega a la presidencia, recorta las políticas públicas destinadas a esos sectores. Por otro lado, ofrece su apoyo y condiciones para el desarrollo del latifundio y del agronegocio”, señala;

El jóven indígena Walter de Oliveira, de 24 años, militante y defensor de las luchas de su pueblo, denuncia que las grandes empresas, los grandes defensores del agronegocio, difunden, a través de una campaña mediática, que el “Agro es pop”, que el “Agro es vida”. Sin embargo, este “agro”, sobre todo en la región de la Amazonía, es un símbolo de la muerte. Él forma parte de la comunidad de Pedra Branca, ubicada en la reserva extractiva Tapajós-Arapiuns, un área de 647.610 hectáreas en el municipio de Santarém, estado de Pará.

Él es uno de los fundadores del “Colectivo Joven Tapajônico”. “Ayudé a crear el colectivo para actuar en las comunidades, para que ellas pudieran comprender que la realidad de los ribereños es otra. Y para que puedan concientizarse y defender nuestro propio territorio, que es nuestra casa”, cuenta.

Waltinho, como es conocido entre los integrantes de los movimientos populares donde actúa, también forma parte de organizaciones de defensa de la Amazonía ante las acciones predatorias que sufre, incluso las brigadas que actuaron en el combate a los incendios en el “día del fuego”. Pertenecientes al pueblo Kumaruara, Waltinho es un joven con muchas ideas, en búsqueda de un mundo mejor, sobre todo para mantener a la Amazonía en pie. Los Kumaruaras son un pueblo que poseen aproximadamente 100 familias distribuidas en diversas comunidades en Pará y Amazonas.

Cuando el reportaje contactó a Waltinho, él había vuelto de viaje y estaba de paso pues iba a participar de otra actividad en un sitio más lejano. El jóven deja claro que el papel de articulación de las organizaciones, principalmente las indígenas, es construir una reafirmación y empoderar a esos pueblos en el combate a los madereros que está invadiendo la selva Amazónica.

En otro fragmento de su entrevista al MST, resaltó: “Es común que los pueblos indígenas sean testigos de la llegada de diversas balsas en el río Tapajós, cargadas de maderas. Lo más triste de eso es saber que esas maderas fueron retiradas de los territorios indígenas ilegalmente”, lamenta.

Con todas las informaciones recogidas para esta notas, desde estadísticas, tablas de resultados de investigaciones acerca de los incendios y deforestaciones en la región Norte de Brasil y en los estados que forman parte de la Amazonia Legal, se puede observar que hay un compromiso por parte del gobierno de Bolsonaro en destruir lo que queda de la selva amazónica para beneficiar el “desarrollo” predatorio. Su defensa por la apertura de minas, cultivos e incremento de la agricultura industrial, propulsada por su compromiso con sus socios del agronegocio, deja claro que su gran objetivo es la destrucción.

En este sentido, cabe decir que el gobierno de Bolsonaro es, sin duda, cómplice de esos ataques a la naturaleza y lo que pase a ese bioma, que aún es el pulmón de la tierra y de quienes respiran, tiene su gobierno entre los culpables.

*Editado por Luciana G. Console

**Traducción: Luiza Mançano