CPI

MST buscó hacer limonada con limones con la CPI (Comisión Parlamentaria de Investigación)

La comisión se cerró sin informe y los sin tierra utilizaron el contexto para difundir sus causas
Foto: Luiz Fernando/MST

Por Camila Rocha | Doctor en ciencias políticas por la USP e investigadora del Centro Brasileño de Análisis y Planificación
Del Folha de São Paulo

La CPI contra el MST terminó con una importante derrota para los detractores del movimiento. Encabezada por los diputados teniente coronel Zucco (Republicanos-RS) y Ricardo Salles (PL-SP), la comisión fue clausurada el 27 de septiembre sin que se votara el informe final.

Ambos buscaron una mayor proyección política con la CPI, sin embargo no lograron perforar la burbuja de sus nichos ideológicos. Además, Salles vio frustrado su intento de postularse para alcalde de São Paulo, y Zucco se hizo más conocido por sus ataques a la congresista Sâmia Bomfim (PSOL-SP), que lo denunció por machismo y gordofobia, que por la agenda de la CPI por sí misma.

El MST, por su parte, hizo limonada con limones y aprovechó el contexto para difundir sus causas a un público más amplio. Con el hashtag #ToComMST, el movimiento ocupó el segundo lugar entre los temas más comentados en X (antes Twitter) en Brasil el 27 de abril, y el primer lugar el 23 de mayo.

En junio, João Pedro Stedile, uno de sus líderes más conocidos, concedió una entrevista a Flow Podcast. Su participación recibió más de 240 mil visualizaciones y, el 13 de junio, el hashtag #MSTnoFlow ocupó el tercer lugar entre los temas más comentados en la red en Brasil.

Stedile supo transmitir una imagen positiva a muchas personas que no conocían o tenían reservas sobre el movimiento. Discursos como: “No conocía a Stedile, ¡qué clase!”, y “Después de esta entrevista cambié completamente mi opinión sobre João Pedro Stedile. Demostró ser una persona de gran sabiduría, gran sentido y gran visión”, revelan el tono de los comentarios realizados por la audiencia de Flow.

El amplio apoyo a las causas defendidas por el MST no es nueva. En 1963, la mayoría de los brasileños entrevistados por Ibope consideraban que “la reforma agraria debía realizarse con urgencia”. Incluso después del golpe de 1964, llevado a cabo en gran medida para detener este avance, la opinión de los brasileños no cambió significativamente en las décadas siguientes, como lo demuestra una publicación de 1996 del Cesop (Centro de Estudios de Opinión Pública) de la Unicamp.

Hoy, sin embargo, la urgencia de llevar a cabo una reforma agraria es aún mayor. Además de que hay más tierras improductivas en el país que hace 40 años, nuestro modelo agrario es incompatible no sólo con la igualdad social y la democracia, sino con los desafíos ambientales actuales.

A partir de la década de 2000, la preocupación por la naturaleza pasó a ser central en la lucha del MST. Desde entonces, el movimiento se ha convertido en uno de los principales referentes en el país y el mundo en agroecología, una práctica considerada por muchos expertos como la única forma de salvar al planeta de una catástrofe ambiental.

Según el estudio “La agricultura orgánica en el siglo XXI”, publicado en 2016 en Nature, la agroecología es capaz de alimentar de manera eficiente a toda la población mundial. Y esto se puede hacer desde pequeñas propiedades. Después de todo, sin mayores recursos tecnológicos e incentivos gubernamentales, la agricultura familiar ya representa el 70% de los alimentos consumidos en Brasil, según el IBGE.

La reforma agraria en el siglo XXI es incluso más urgente que en el pasado. No sólo para los brasileños, sino para el planeta.

Vea el artículo completo en: https://www1.folha.uol.com.br/colunas/camila-rocha/2023/10/mst-buscou-fazer-do-limao-uma-limonada-com-cpi.shtml

*Traducción Gunther Schwarzbold